martes, 24 de abril de 2012

CUMBRES BORRASCOSAS

CUMBRES BORRASCOSAS (1847)
EMILY BRÖNTE



He vuelto hace unos instantes de visitar a mi casero y ya se me figura que ese solitario vecino va a inquietarme por más de una causa. Gesto hosco conteniendo una furia antigua. Un  muchacho y una joven igualmente silenciosos pero no tan fieros.  Cumbres Borrascosas la casa entera  rezuma  tristeza y maldad. La joven  mira con displicencia y  apenas habla, no hay rencor en sus ojos. El peso de la sombra de Heathcliff,  dueño y señor de la casa. Noche   larga, el espectro de Cathy, el día reserva una macabra sorpresa. Pesadillas y visiones del más allá suplicando desde el jardín. Muerte imprevista de  Heathcliff. Hay aquí un compás de espera, la amenaza continua de algo que solo se expresa en  los árboles torcidos por el viento y en el sonido de ese mismo viento, unas veces aullido, otras, aliento helado de los páramos.  La historia de esta familia es como el paisaje, una falsa calma y por debajo los efectos devastadores del odio. Un odio mantenido con afán de perfección, un odio para perdurar en el tiempo y afectar a dos familias y a una generación. Un  odio  así  vivido en nombre del amor, un odio absurdo, un odio vuelto hacía sí mismo y lanzado de nuevo al  exterior con la fuerza de un rayo.  Un niño sin padres  torcido como los árboles y salvado por la  pasión hacia una niña mujer y tirado de nuevo al pozo oscuro de su alma.  Huida  y  tiempo para diseñar su venganza, solo para  descubrir que no le satisface, que el odio continua dentro, muy dentro.  Y tan solo la muerte deja algo de paz en sus rasgos. Ahora yace  al lado de aquella niña mujer y la casa parece otra, como si  con él se hubieran ido los peores augurios y  la pena de años. Hasta la joven  sonríe y el muchacho la mira con otra expresión limpia de recelos.  Mis pasos me llevaron al lugar donde están enterrados Heatcliff y Cathy, y siguiendo con los ojos el vuelo de las libélulas entre las plantas silvestres y las campanillas, y oyendo el rumor de la suave brisa entre la hierba, me admiré de que alguien pudiera atribuir  sueños  turbadores a los que descansaban en aquellas tumbas tranquilas.

Rosana Alonso
http://ralon0.wordpress.com/

3 comentarios:

  1. Huy gracias Manuel. Yo entraba para ver qué otros blogs habían participado porque me pierdo un poco.
    Qué portada más chula, tan antigua.


    Abracico, voy a seguir la pista de los otros Celsius

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    1. Hola, Rosana, como fuiste la primera y a Emily Brönte sí la considero una clásica, ahí tienes tu destilación. Cada día iremos subiendo uno y así hasta que las estanterías estén a rebosar.

      Abrazotes

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  2. El estilo te ha quedado niquelado, y lo que subyace de la novela, un auténtico destilado.
    Abrazos

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